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Luis Terrero Melo
Por Luis Terrero Melo
Fuente: El Biran NY

La isla estaba libre de fuerzas invasoras
pero llegó Colón y la llamó La Española.
Lo recibió el cacique Guacanagarix,
en el cacicazgo de Marién.
El español preguntó por Cipango,
señalando el indigena indígena respondió, Cibao.

 
 
 
Caonabo, cacique del cacicazgo de Maguana,
se enteró de lo que estaba pasando
y dijo así no carajo,
ya me están preocupando.
 
El cacique, era de gran habilidad al mando,
tenaz y feroz peleando;
preparó a su tribu
a Samaná fueron a esperar a los españoles,
con flechas los atacaron,
Punta Flecha llamaron al lugar.
 
 
Estos indios son Caribe,
asustado dijo un español
con la voz de un arcabuz.
Los indígenas dejaron el ataque
y a su cacicazgo regresaron
en el camino se dieron cuenta
que algunos españoles habían quedado varados
en las tierras de Marién.
 
 
Caonabo envió un emisario a conversar con Guacanagarix
para expresarle su preocupación,
pero éste le externó su aberración
enviando a un español con cuerpo de escarabajo
a atropellar al mensajero.
 
 
Así quedaron las cosas por un tiempo:
los españoles abusando,
se robaban las mozas
y a los hombres explotaban.
 
 
La separación fue inminente;
la ambición los dividió.
Algunos se quedaron en un fuerte
llamado Navidad;
otros al Cibao fueron en busca de oro,
pero llegar lejos no pudieron
porque Caonabo los vigilaba;
y desde lo alto del río Bao
como gacela bajó hasta llegar al llano
dónde les interrumpió el paso.
 
 
Al grupo de Rodrigo Escobedo exterminó primero.
Por el río corrió la sangre que asustó a los demás,
que tras las paredes del fuerte se escondieron
y de allí no salieron hasta querer escapar.
 
 
Algunos en canoas al río se echaron,
hasta llegar al mar
dónde las canoas se hundieron
a la playa volvieron en contra de su voluntad.
 
 
Como cangrejos en la arena los atraparon,
piedad y clemencia pidieron,
esa que no supieron dar.
Allá Diego de Arana y su grupo murió.
A La Navidad el Cacique encendió,
a Guacanagarix buscó,
pero éste cobardemente huyó.
Adjudicándose la victoria honorablemente
Caonabo se retiró.
 
 
Unos meses más tarde,
desde España regresó Colón,
río abajo huyeron.
 
 
Tras una corta tregua
una trampa le tendieron
al hombre que no tenía miedo,
a quien peleando no pudieron vencer.
 
 
Ojeda, violó el código de honor,
un grillete otorgó al Cacique,
como obsequio de los Reyes.
El cacique contento aceptó el regalo,
lo prendió en sus muñecas
El hombre, que hasta ese momento fue presto,
ahí mismo quedó preso.
 
 
Enojado y con gran ira maldijo a Ojeda
y la maldición se cumplió.
Conoció a Colón e inmediatamente lo insultó
porque valor no tenía
para pelear como un guerrero
considerando a Ojeda el jefe
por ser quien lo capturó.
 
 
Lo enviaron a España a comparecer ante los Reyes,
pero el barco naufragó antes de salir del Caribe.
Debajo de las aguas vive.
En el reino de Atabey quedó.
Con la gloria se casó
el gran jefe del cacicazgo de Maguana.