El Birán Olvidado



Por: Manuel Reyes

Barahona.- Pasando por el Puente de la Duarte, en la parte baja de la ciudad, observamos un cause muy caudaloso corriendo por debajo de esa emblemática estructura de cemento y varilla; y nos preguntamos si este río todavía estaba vivo, o si, por el contrario, dichas aguas eran producto de los drenajes de las casas que lo rodean, op
ción esta que descartamos inmediatamente por el caudal que tenía.

Por tanto, decidimos subir al sitio que antes llamábamos “la cabeza del río Biran”, y nos llevamos una muy agradable sorpresa , pues, esa visita, nos trajo recuerdos que nos remontaron a esa época de infancia en la que un grupo de jóvenes nos escapábamos de la vigilancia de nuestros padres e íbamos a bañarnos a sus refrescantes aguas. Esos eran días sanos en los que no existía la delincuencia que hoy existe; y cualquier persona, sin importar el sexo, podía movilizarse a cualquier lugar dentro de la ciudad.

El lugar parecía una foto del recuerdo, todo estaba casi intacto: los grandes árboles de mango y jobo con los cuales muchos de nosotros nos deleitamos al comerlos y, por que no decirlo, muchos íbamos a desayunarnos con esos frutos que nos daba gratuitamente la naturaleza; las pozas de agua formadas al colocar árboles y pedazos de objetos atravesados, donde disfrutábamos de un delicioso y refrescante baño…Todo estaba ahí...

Varias generaciones disfrutamos de estas aguas y todavía hoy las están disfrutando a pesar del cambio radical que su cuenca ha sufrido. Estos cambios se han originado debido a la construcción de viviendas que se han extendido hasta esta zona, lo que le ha quitado parte de la cobertura boscosa que existía en la parte alta de la cuenca.


Es sorprendente que, a pesar de la deforestación para la construcción de viviendas, este río siga vertiendo aguas al mar; esto, unido a las intervenciones realizadas en el lugar con la colocación de unos muros de piedra para proteger las márgenes del río, reflejan la gallardía de un río que se resiste a desaparecer y la de una comunidad que no quiere dejar de disfrutarlo.

Fue maravilloso observar las condiciones de conservación que tienen algunos árboles , los cuales, son testigos del ir y venir de las aguas del rio, asi como de sus visitantes.

La cantidad de personas que observamos bañándose daba la impresión de que el tiempo había retrocedido y nos invitaba a participar de sus actividades.

Muchas veces íbamos río abajo con un pedazo de colador a buscar peces de diferentes colores. Era tan fácil atraparlos, por la gran cantidad que existía. Llenábamos varios envases y los colocábamos en tanques para criarlos (cosas de muchachos). Me parece que por la intermitencia del río y por la contaminación de sus márgenes, ya estos peces no existen en la misma proporción.

Me parece que este lugar tan hermoso debe rehabilitarse aun más y adecuarlo para la visita de los presentes y ausentes que aún recuerdan este maravillo lugar.







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