David Ramírez /Tomado de El Rincón Barahonero
Traídas al país por primera vez a mitad de la década de los sesenta
por la empresa del triunviro, Donald - El pato- Reid Cabral, este
legendario todoterreno Land Rover se convirtió rápidamente en el
favorito de los choferes del campo dominicano, principalmente el
Defender y el Santana.
Con un diseño muy simple (construido con placas de aluminio), ultra resistente y robusto, este vehículo se podía divisar fácilmente en los difíciles caminos y carreteras empedradas de los campos de Barahona al final de los sesenta y principio de los setenta.
Los Land Rover de las rutas en Barahona fueron casi todos de color verde gris y viajaban a Cabral, Fundación, Polo, Vicente Noble, Tamayo, Cachón, Peñón, Las Salinas y otros pueblos de la provincia, siempre llenos de pasajeros, apilados como sardinas y cargados de mercancías, como tilapias,plátanos y otros víveres.
Ya ustedes podrán imaginarse el vaho a sudor y tilapias durante el trayecto de Cabral a Barahona que tenía que aguantar algunas personas "delicadas" con la higiene.
Una curiosidad era que en este vehículo todos los espacios se aprovechaban al máximo, el techo y las escaleras estaban reservados para los más valientes o pasajeros resagados, pero eso sí, pagando lo mismo que los que viajaban sentados en el interior del vehículo.
En aquella época la comodidad no tenía demasiada importancia, ya que no existía otros medios de transporte para los campos de nuestra provincia.
https://www.facebook.com/elrinconbarahonerord/
Con un diseño muy simple (construido con placas de aluminio), ultra resistente y robusto, este vehículo se podía divisar fácilmente en los difíciles caminos y carreteras empedradas de los campos de Barahona al final de los sesenta y principio de los setenta.
Los Land Rover de las rutas en Barahona fueron casi todos de color verde gris y viajaban a Cabral, Fundación, Polo, Vicente Noble, Tamayo, Cachón, Peñón, Las Salinas y otros pueblos de la provincia, siempre llenos de pasajeros, apilados como sardinas y cargados de mercancías, como tilapias,plátanos y otros víveres.
Ya ustedes podrán imaginarse el vaho a sudor y tilapias durante el trayecto de Cabral a Barahona que tenía que aguantar algunas personas "delicadas" con la higiene.
Una curiosidad era que en este vehículo todos los espacios se aprovechaban al máximo, el techo y las escaleras estaban reservados para los más valientes o pasajeros resagados, pero eso sí, pagando lo mismo que los que viajaban sentados en el interior del vehículo.
En aquella época la comodidad no tenía demasiada importancia, ya que no existía otros medios de transporte para los campos de nuestra provincia.
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