El Sur: Entre la Riqueza y la Pobreza



Autor: Manolo Sánchez Pérez

 Hace cierto tiempo escribí un artículo titulado El Sur es un Tesoro Natural, donde entre otras cosas señalaba que “La Región Sur Dominicana, integrada por las Provincias de San Cristóbal, Baní, San José de Ocoa, Azua, San Juan de la Maguana, Elías Piñas, Independencia, Pedernales, Bahoruco y Barahona, a pesar de todas las precariedades por las que atraviesan sus habitantes; a pesar de todas las estigmatizaciones que nos hacen; a pesar del escaso apoyo recibido por los gobiernos y el Estado Dominicano, a pesar de los pesares, podemos afirmar con mucho orgullo que es un Tesoro Natural. Un tesoro Natural escondido. Un tesoro desconocido”.
Sigo manteniendo la idea de de que el Sur es un tesoro natural y que cuenta con “las fuentes de agua, que nos ha dado la naturaleza, en la región Sur: aquí la naturaleza se esmeró y ha puesto a nuestra disposición el imponente lago Enriquillo, que guarda el caudal de las lluvias, de los ríos de la sierra de Neyba y Bahoruco y las que en ocasiones nos llegan de las abundantes aguas del río Neyba (hoy Yaque del Sur).
El Lago Enriquillo cuenta con tres islas, Cabritos, Islita y La Barbarita, es la mayor atracción como caudal de agua, guardado y conservado, de la República Dominicana, del Caribe y quizás del mundo, por que ha sido declarado “patrimonio natural de la humanidad”.
Sigo creyendo que: ”El sur: es una cosa de mucho precio y digna de estimación. El valor histórico y cultural del sur es inestimable e inapreciable, si recordamos que en las montañas del Sur, en nuevo David de América, el indio Guarocuya, bautizado por los españoles con el nombre de Enriquillo, sembró las primeras semillas de libertad, en el Nuevo Mundo, semilla esta que abonó con su sangre y la de sus hermanos que cayeron abatidos por los tropas españolas y que luego se propagó por todo el Continente Americano.
EL Grito de Libertad de Enriquillo, desde Puesto Escondido de Duvergé, en la Sierra de Bahoruco, tuvo un eco enorme que resonó desde las profundidades del hoyo de Pelempito, hasta las Alturas del Pico Duarte, desde el mar Caribe hasta todas las islas del caribe, desde el Atlántico Norte hasta los continentes de Europa, Asia, África y Oceanía. El mundo entero puso sus oídos y sus ojos en dirección a la Isla Española, gracias a la valentía, el coraje y la inteligencia de Enriquillo”.
El Sur es un conjunto de cosas, de cuyos dueños no quedan memorias. Las memorias del Sur guardan cosas como: La flora de Guayacán, caobas, ébanos, palmas, pinos y otras maderas preciosas; como la Fauna de Cotorras, pericos, palomas, jutías ,solenodontes, iguanas y cocodrilos; como cavernas y cuevas, como las maravillosas cuevas del Pomier en San Cristóbal; como las sierras y hermosas montañas de la cordillera Central donde nace el río Yaque del Sur, la Sierra de Neyba, la Sierra de Bahoruco y de Martín García, con sus Parques nacionales José del Calmen Ramírez en San Juan, Sierra de Neyba entre san Juan, Elías piña, Independencia y Neyba, el Parque nacional Sierra Bahoruco entre Barahona, independencia y Pedernales, valles y llanuras como las de San Juan y Azua, las de Neyba y Oviedo, llanuras estas que comparten los Parques nacionales Lago Enriquillo-Isla Cabritos y Jaragua en Oviedo y Pedernales”. Agrego ahora, Los Mangos Banilejos y la Toma de San Cristóbal,“Cosas preciosas escondidas”, como la reserva natural Laguna Rincón en Cabral y las Lagunas de Oviedo y el Limón de Jimaní.
Cosas preciosas como las Aguas Azufradas de Canoa, Duvergé y la Descubierta.
Cosas Preciosas y hermosas como los monumentos naturales Las Caobas en La Descubierta, El Cacheo en el Limón de Jimaní y el monumento natural al ébano y las orquídeas y Las Manaclas en la reserva natural Padre fuerte, entre Polo y Paraíso.
Cosas Preciosas como el inmenso Hoyo de Pelempito y la sin igual Bahía de las Águilas de Pedernales, con sus langostas, sus lambis y sus sabrosos y deliciosos pescados.
Sin olvidar la extraordinaria riqueza mineral sureña, el mármol de Vicente noble, el yeso y la sal de Salinas (una de las minas más grande de sal del mundo), el Larimar de las filipinas, la bausita de Pedernales para sólo citar algunos ejemplos.
Como dejar de mencionar el  Corral de los Indios de Juan de Herrera de San Juan, considerado el Centro de la isla y donde la majestuosa Reina Anacaona cada cierto cambio de luna, reunía los Caciques de la isla de Santo Domingo, para danzar, jugar y unificar los habitantes de la isla bajo un régimen de justicia y equidad, como quizás nunca podrá disfrutar nuestra amada Quisqueya.
Es mi humilde creencia que el mejor legado que nos dejaron nuestros antepasados es la amabilidad, la sencillez y el amor por los demás, atributos estos que son la mayor riqueza que podemos exhibir los sureños.
La más preciada riqueza del Tesoro Natural de la Región Sur son nuestras gentes, nuestras cariñosas y hermosas mujeres, los niños y niñas cargados de sueños y esperanzas y los cálidos, valientes y aguerridos hombres sureños”.
Todo lo expresado por mí en aquel escrito, al recordarlo, me lleno de orgullo y de mucha satisfacción.
Sin embargo, debo reconocer, que a pesar de todas estas riquezas naturales que poseemos los sureños, la mayoría de los habitantes del sur, vivimos en condiciones sociales y económicas de abundante pobreza.
Nuestra  pobreza se expresa en la falta de aguas para la irrigación de miles de tareas de tierras en la las provincias enmarcadas en el Sur–Región Enriquillo o sea en Pedernales, Independencia; Bahoruco y Barahona; el escaso desarrollo Industrial de nuestra región; el alto nivel de analfabetismo; los problemas de comunicación terrestre, Salud, Educación, desempleo, entre otros aspectos.
El Sur tuvo sus épocas de gloria y  e crecimiento económico, en la época en que las tierras del Sur eran las que hacían los mayores aportes a la producción nacional con los llamados cultivos tradicionales, café, caña, tabaco y cacao. Éramos los mayores productores de café y producíamos caña de azúcar y tabaco en abundancia. Los precios de esos productos generaron riquezas  importantes para el país, para el Estado Dominicano y para los sureños. Hoy esos cultivos están en decadencia.
Empresas y familias importantes dentro del sistema financiero nacional nacieron y se desarrollaron, en sus inicios en el Sur, pero, dadas ciertas condiciones sociales y económicas, emigraron a Santo Domingo llevándose sus capitales.
A todo esto se les agrega el hecho de que, a pesar de los importantes aportes que los sureños hacíamos y seguimos haciendo a la economía nacional, tememos y hemos tenido por muchos años las más bajas inversiones de parte del Estado y el Gobierno, en cuanto a infraestructura de desarrollo se refiere.
La riqueza del Sur, su abundancia de bienes naturales, se contrapone con los niveles de pobreza existente en la región. La escasez de lo necesario para vivir, que caracteriza la mayoría de nuestros habitantes, amerita del análisis cuidadoso de los planificadores y hacedores de políticas públicas.
Los sureños estamos obligados a generar una nueva ingeniería y una nueva arquitectura para el Desarrollo de nuestra región. Estamos obligados a retomar las riendas de nuestro desarrollo como región; a exigirles a nuestros gobernantes las cuotas de inversión que nos merecemos. A insubordinarnos, o sea a luchar por invertir el orden de las inversiones públicas del Estado para que nos puedan dar un tratamiento justo y equitativo como región, en relación a las demás regiones del país.
Para revertir la situación de pobreza social y económica del Sur se hace necesario que comencemos a unirnos como un solo hombre y como una sola mujer. Debemos hacer conciencia de nuestra realidad pensando en nuestro desarrollo integrar, como región. Elevar nuestros valores sociales, culturales, artísticos poniéndolos al servicio de nuestra región, sin envidiar las demás regiones del país. Crecer y desarrollarnos con orgullo regional y nacional. Elevar nuestra autoestima como región, sentirnos altamente orgullosos de ser sureños y de ser dominicanos.
Es hora ya de dejar de lamentarnos, es hora de elevar nuestra fe en el futuro y el porvenir. Juntos podemos lograr convertir las riquezas naturales del Sur en riquezas económicas, sociales y culturales.

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