LAS SALADILLAS
Por: Virgilio Gautreaux P.
Fuente: NoticiarioBarahona.com
Para
los barahoneros de las décadas del 40-50-60 y la del setenta, mencionar
las saladillas, era motivo de gozo. Primero en tiempos pasados-antes de
la avenida Enriquillo-se llegaba a pie, caminando por el
puente viejo pasando frente al bar del papá de Guarionex Pimentel.
Luego estaba la estación de gasolina y más adelante montes por todos
lados. Ninguna de las casas y negocios actuales existían. En riosito la
carretera seguia derecho y pasaba frente a la familia de Don Alejandro
Peláez, luego venía el matadero municipal y más adelante no habían
viviendas. Luego la carretera se dividia en dos, una parte iba a la
playa y la otra continuaba hacia los poblados costeros.
Todo
era un monte rico en árboles frutales donde los muchachos maroteaban y
siempre encontraban qué comer. Muchas veces se conseguía una culemba
(ahora lo llaman bola). Rafuche daba muchas bolas en su motonetica.
Tambien daba muchas bolas Tomasito Michel en su camioneta que tenia un
letrero: LA DAMA DE LAS CAMELIAS. TOMASITO era muy trabajador y
afectuoso con todos.
Llegar a saladilla, era arribar al paraíso. Su color azul, su oleaje, su brisa y su paisaje. Los domingos siempre había fiestas y canes. Las familias llevaban comida y se pasaban el día entero gozando. Los más hábiles se subían tumbar cocos. Caminando por la playa se maroteaban diversas frutas, incluyendo los sabrosos jicacos. Muchos carajitos buceaban buscando monedas que abundaban en la arena. En ciertas partes de la playa habían erizos que puyaban bastante duro. El antídoto contra las puyas, era primero orina y ya en la casa nos untábamos cebo de Flandes !!!!!!!
Otra forma de llegar a las saladillas era en yola, arrancando cerca del hotel Guarocuya o de punta inglesa, bordeando los mangles, cruzando frente a Palito Seco y remar entre peligrosos y filosos PATELLAMES (corales). Las yolas sonaban cuando los corales las guayaban. Cuando era chiquito, me daban mucho miedo estos viajes pues le temía a los grandes erizos y aguas fuertes de esta ruta.
Foto de Virgilio Gautreaux-Marzo del 2008
Una vía antigua para llegar a las saladillas (antes de la construcción de la Avenida Enriquillo) era pasar por el barrio la playa, seguir por el frente del antiguo matadero ubicado en esta barriada, luego caminar cerca de una hedionda tenería y por un trillo, atravesar varias propiedades por la que maroteábamos mangos, mamones, guanábanas, coco jícaro, quenepas, tamarindo, jobos, nísperos, guayabas, etc. Luego al llegar a la carretera entarviada, se doblaba a la izquierda, hasta arribar a la playa.
En cuaresma este recorrido los
muchachos solíamos hacerlo armados de una rama para golpear las millones
de mariposas de todos los colores y tamaños que parecían brotar del
bosque.
Llegar a Saladillas era uno tirarse seguido al agua y nadar por horas y
horas. A veces llegaban unos jodones a tirale a uno JUPATÁ, que ahora
lo llaman PANQUEÁ, que consistía en dar saltos en el aire y con las
piernas golpear al otro.
Los
que no saciaban su deseo de nadar, iban luego a RIO CAÑO que estaba más
allá de playa saladillas, donde el mar también era rico. En este lugar
muchos “OJOS DE AGUA” del fondo del mar, produciendo cosquillas en los
piés. También había un curso de agua donde algunos también se bañaban.
Me
olvidaba mencionar que entre las saladillas y río caño estaba la
playita EL QUEMAÍTO donde los mayores iban con sus novias o acompañados
de mujeres de vida alegre. Esta era una zona vedada para los carjitos,
muchos de los cuales mirileaban (brechaban) las parejas. Este QUEMAÍTO
estaba cerca del antiguo campo de tiro de la guardia. No debe
confundirse con el actual balneario que lleva ese nombre.
El QUEMAÍTO y el islote BERRUGA
El QUEMAÍTO y el islote BERRUGA
Muchos
muchachos después de nadar retornaban y cruzaba por RIOCHIL que era un
paraíso donde abundaban muchos árboles frutales. Con eso se completaba
esa parte de la jornada. Ahora RIOCHIL es una barriada de la ciudad.
PLAYA EL QUEMAÍTO CERCA DE JUAN ESTEBAN,BASTANTE POPULAR ACTUALMENTE
Luego
de todas esas andanzas, maroteo y baños, venía el momento que nadie
quería que llegara: el retorno al hogar. Para ello, antes de arribar a
nuestras casas, nos bañábamos en el RÍO BIRÁN para quitarnos el AGUA DE
SAL. Posteriormente nos ensuciábamos con tierra, para que no se notara
que nos habíamos bañado durante horas!!!!!!!!
Foto tomada del periódico digital REGIÓN ENRIQUILLO.COM
Muchas veces ayantábamos a nuestros padres, pero a nuestros hermanos mayores no los engañábamos, pues ellos también usaban esa táctica. Algunos era chivatos, cuyo silencio había que pagar con frutas o con un chele.
Hoy ver todas esas playas abandonadas da tristeza. Desconozco si la saladilla ya es una zona privada. Es de suponer que sí. Lo mismo debe pasar con RIO CAÑO.
Tal vez ahora que pasó la campaña electoral, los funcionarios de la Gobernación, del Ayuntamiento, Turismo, Medioambiente o cualquier otra entidad pública, no gubernamental o privada, pudieran plantearse rescatar las playas barahoneras de la casita blanca, punta inglesa, los mangles, las saladillas, el viejo QUEMAÍTO y río caño. No sólo es dinero lo que falta, sino también coraje, iniciativa, creatividad y compromiso desarrollista.
Los barahoneros debemos evitar que nos roben el pasado, el presete y el futuro !!!!!!
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