República Dominicana dedica
esfuerzos en los últimos años a reforestar y recuperar zonas esenciales
como Valle Nuevo y Los Haitises para garantizar que la sostenibilidad de
sus cuencas hidrográficas aseguren el agua para la producción de
alimentos y el consumo humano. Sin embargo, la isla Santo Domingo carga
con un pasivo ambiental que aumenta con el impacto negativo de más de
nueve millones de habitantes del vecino Haití empujados por la pobreza a
utilizar carbón y leña para preparar sus alimentos.
Con más de 21.2 millones de habitantes (10.5 en República Dominicana y
10.7 en Haití), la isla confronta el problema de que sólo alrededor del
3% de los haitianos tiene acceso a gas licuado de petróleo (GLP) y
energía eléctrica, conforme a datos de la Alianza Global para Estufas
Limpias (GACC, por sus siglas en inglés), citados por la Organización
Panamericana de la Salud (OPS).
En República Dominicana, en cambio, la mayoría de los hogares (84.3%)
utiliza gas propano para cocinar, según la Encuesta Nacional de Hogares
de Propósitos Múltiples Enhogar-2015. El estudio de la Oficina Nacional
de Estadística (ONE) señala, sin embargo, que todavía existe una
minoría que emplea leña (6.8%) y carbón (3.2%), con lo cual “la
preponderancia de hogares que utilizan combustibles sólidos en el país
es de 10%”.
Además de impactar en el deterioro ambiental y amenazar las fuentes
de agua, la utilización de carbón y leña supone un problema de salud. La
OPS muestra preocupación por las muertes por contaminación del aire
dentro de los hogares, un mal que cobró la vida de al menos 9,987
personas en 2012 en Haití, en donde la GACC estima que 2,452,482 hogares
utilizan biomasa para cocer sus alimentos.
“No existe un plan nacional de estufas eficientes. El Ministerio de
Energía y la Universidad del Estado de Haití están involucrados en el
tema, así como los actores no gubernamentales T3 with Haiti,
International Lifeline Fund, y Trees Water & People”, dice.
Cita
información de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (Usaid) que estima que, para 2010, aunque el costo del GLP
resultaba 12.5% menor que el del carbón (por alimento cocido), en
Puerto Príncipe, “al menos el 30% del ingreso de las familias se usa
para comprar carbón”. Con el agravante de que en el resto del país puede
llegar a ser el 50%.
La Usaid incentiva el uso de estufas limpias en Haití. Según la OPS,
el 12% de la contaminación global del aire por partículas finas
ambientales proviene de hogares, sobre todo de los que cocinan a fuego
abierto.
Haití, un país desértico
Los datos más recientes que manejan las autoridades de Haití apuntan a
que la vecina nación solo tiene una cobertura forestal de 1.52% de su
territorio y una vegetal de 8.96%, según la Dirección de Información
Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente de República Dominicana.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
Haití tiene forestada 3.5% de su superficie mientras República
Dominicana cuenta con 40%. Hace unos años Medio Ambiente habló de un
39%, un dato demasiado optimista, si se toman en cuenta estudios como el
realizado por esa misma dependencia que establece que Constanza perdió
21% de su cobertura boscosa, “al pasar de 602.95 km2 (71.60%) en 2012 a
478.50 km2 (56.81%) en 2014”.
El investigador Eli Mena, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
(UASD) y de Medio Ambiente, considera que las áreas de café y cacao
podrían sumar un 5% de cobertura boscosa a República Dominicana.
Mena sostiene que la cobertura vegetal ideal en la isla Santo Domingo
dependerá de la función de cada bosque. “Aquí el desafío en estos
momentos es priorizar la protección de los bosques productores de agua
para garantizar que tengamos agua en calidad y cantidad adecuada; por
tanto todos los bosques lluviosos, donde se origina el nacimiento de los
principales ríos y sus afluentes deben ser protegidos como una
prioridad nacional, porque de ahí depende la seguridad de República
Dominicana”.
Medio Ambiente ve con preocupación el deterioro de los ecosistemas en
un país en donde más del 90% de la población demanda carbón vegetal
para cocer los alimentos, lo cual explica, en gran medida, la
destrucción de los bosques dominicanos para convertirlos en carbón,
sobre todo los de las provincias de la zona fronteriza (Pedernales,
Independencia, Bahoruco, Elías Piña, Dajabón y Montecristi).
Francisco Domínguez Brito, ministro de Medio Ambiente, considera
prioritarito que República Dominicana concentre mayores esfuerzos en
proteger los ríos Artibonito y Macasía. Preservar estas cuencas
garantiza la sostenibilidad de los afluentes de la presa Peligre, que
aporta su agua a la agricultura y a la población haitiana y, al mismo
tiempo sirve de estrategia para mitigar el impacto de la presión
migratoria desde el territorio vecino.
Sostiene que el país trabaja con organismos internacionales porque,
“la mejor ayuda que se le puede hacer a Haití es cambiar la cultura del
uso del carbón y la leña por la del uso del gas”. “No hay que buscar ‘la
fórmula del agua tibia’, no hay que inventar tantas filosofías, ni
pagos de tantos consultores internacionales, ni tantos proyectos; Haití
ha perdido millones de dólares en proyectos de reforestación”, dice. “Lo
primero es bajar esa cultura de depredación y eso es tan sencillo como
cambiar de carbón y leña hacia el gas y la estufa”, añade.
Destruyen 60 hornos en operativo
El Ministerio de Medio Ambiente ocupó 3,381 sacos de carbón y
destruyó 60 hornos tan solo en un operativo realizado el último fin de
semana de marzo. La mayor cantidad de sacos (2,041) fueron ocupados en
el Distrito Nacional.
En el Mercado Modelo de la avenida Duarte las autoridades se
incautaron de 2,000 sacos en un solo negocio, aunque no informaron si
procederán judicialmente contra los responsables del local.
En la provincia Independencia, que colinda con el vecino Haití, Medio
Ambiente destruyó un total de 13 hornos de carbón. Mientras que en
Pedernales, también en la frontera, ocupó 115 sacos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario